Una magnifica novela histórica que transporta a finales del S. XVII, al Madrid de los Austrias durante el reinado de Carlos II “El Hechizado”. El relato también nos lleva a Peñafiel y Olmedo, urdiendo con una rica narrativa una trama que entrelaza hechos históricos y ficticios.
Carlos II, hijo y heredero de Felipe IV y María Ana de Austria, fue un rey a menudo maltratado por la historia. Enfermizo y sin descendencia para mantener el trono de los Austrias. Fue un monarca querido por el pueblo, si bien su reinado estuvo marcado por el descontento y el hambre en las calles de Madrid provocado por la corrupta clase política y la Santa Inquisición.
“¡Viva el rey, muera el mal gobierno! Aquellos hombres y mujeres no pretendían amotinarse contra Carlos II. Lo que pedían a gritos era acabar con el gobierno corrupto y sangrante que les tenía oprimidos, haciéndoles parar hambre y calamidades”
El ambiente nefasto hace que un motín popular empieza a gestarse, y aunque breve, refleja las profundas injusticias de la época, donde la riqueza y el poder coexisten con la miseria y la desesperación. La novela también profundiza en los oscuros entramados de la Santa Inquisición y la corrupción, mostrando los intereses de los poderosos y la Iglesia.
La historia es narrada por Manolito “el Trovador”, un narrador omnisciente. En la parte real nos adentra en el Madrid de los Austrias y además revivimos el Siglo de Oro y sus grandes escritores. Y en la parte de ficción empatizamos con sus protagonistas, dos personajes desafortunados: Catalina y fray Anselmo. Ambos, con un pasado doloroso; hallan en su amistad refugio, cuidado y fidelidad que los lleva a emprender un viaje lleno de aventuras e infortunios.
Aparecen todo tipo de personajes, para odiar o amar, pero sus protagonistas son para sentir y querer: el bondadoso Anselmo y la valiente Catalina. Anselmo, un personaje feo y gordinflón, que por su aspecto físico le aislaron y encontró refugio en los libros, destaca de él su bondad. Catalina una muchacha desconfiada e infeliz, de mirada triste, la vida la convirtió en ratera y mentirosa, es una muchacha valiente y con un gran corazón.
La relación entre Catalina y fray Anselmo, nacida del destino (o más bien, de la pluma de José Luis Labad) crece creando una filial amistad. Su historia es reflejo de amor fraterno y leal en medio de un entorno hostil. Juntos emprenden un viaje hacia la Basílica de Nuestra Señora de Atocha y a los aposentos del Alcázar Real para cumplir una misión.
“El destino le había regalado a Anselmo una amiga, o tal vez la hija que nunca podría tener. Estaba feliz, pero preocupado por la responsabilidad de cuidar y proteger a Catalina. Ella tampoco había tenido una existencia feliz. En eso se parecían”
La novela recorre el Madrid de esa época, donde las riquezas, la Corte, los políticos y la Santa Inquisición derrochan poder y violencia hacia los más pobres y desfavorecidos, desdichados rateros y ladronzuelos para subsistir.
Se representa una sociedad que ha perdido los valores de la honra y bondad, donde astucia y mentira son necesarias para conseguir poder y donde los más pobres recurren a ella para salir adelante.
“El estallido del motín no mejoró para nada la situación de los más desfavorecidos. Los pobres eran más pobres, y la alta sociedad continuaba viviendo en el lujo y la opulencia imponente”
Una historia fascinante que envuelve y atrapa, y magnifica la documentación histórica, básica para llevar a buen fin esta gran novela. Su lectura es magistral, es fascinante sentir como si estuviese leyendo a un ilustrísimo del Siglo de Oro. Labad refleja su influencia y pasión por este movimiento y momento literario. A sí, lo plasma en cada uno de los capítulos, introducidos con pequeños versos de escritores y escritoras del Siglo de Oro.
Hay un cameo donde yo soy un personaje en un pequeño fragmento, agradecida y encantada de ser un personaje más. También orgullosa de que Peñafiel, mi pueblo, sea protagonista del relato. Gracias por tenernos presentes Pepe, sabes que para nosotros también lo estas siempre. Gracias por ser y estar.
Afortunada de haber paseado junto a José Luis Labad por el Madrid de los Austrias y el barrio de las letras, in situ hace un tiempo. Y dichosa de volverlo a hacer a través de sus letras que siempre son una delicia, tanto su poesía como sus novelas y relatos.
Enhorabuena José Luis Labad por esta gran obra y este gran trabajo que has hecho. Orgullosa siempre de mi gran amigo y mi poeta.
Si leo reseño 
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